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Salvar los sistemas, y el planeta, un plan sin fugas

Las fugas del sistema son la naturaleza de la bestia de HVAC/R. Pero encontrarlas rápidamente puede evitar que el problema sea mayor, más caro y menos perjudicial para el medio ambiente. Averiguamos qué ocurre exactamente y qué podemos hacer…

El medio ambiente se encuentra en un punto de inflexión, un hecho que se ha precipitado por años de contaminación desenfrenada provocada por el hombre. Y, aunque prácticamente todo lo que compramos o utilizamos tiene algún tipo de impacto en el planeta, todas las miradas están puestas en los sectores del transporte y la calefacción. Deben dejar de fabricar productos que queman combustibles fósiles; solo así podremos conseguir tener un impacto positivo en el mundo y cumplir el objetivo del Reino Unido de emisiones cero de gases de efecto invernadero para 2050. 

La electrificación generalizada es el camino a seguir para el transporte y la calefacción, así que ¿qué significa esto para los sectores de aire acondicionado y refrigeración, que son totalmente eléctricos? ¿Nos hemos librado del problema medioambiental? Preguntamos a los líderes del sector si estamos haciendo lo suficiente.

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Más información sobre la normativa

¿Cuál es el mejor producto para el trabajo?

*Tenga en cuenta que las opiniones expresadas en las entrevistas son las del entrevistado y no reflejan necesariamente las de Aspen Pumps Group.

También queríamos saber qué piensan los ingenieros sobre la pérdida de refrigerante y qué se puede hacer.

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*Tenga en cuenta que las opiniones expresadas en las entrevistas son las del entrevistado y no reflejan necesariamente las de Aspen Pumps Group.

Undetected leaks: the numbers

Gran parte de los 5000 millones de sistemas de refrigeración, aire acondicionado y bombas de calor que se estima que se utilizan en todo el mundo emplean refrigerantes con un alto potencial de calentamiento global (PCG), en el que un solo kilogramo puede provocar el mismo daño a la atmósfera que 3900 kilogramos de dióxido de carbono. Solo en el Reino Unido, de las 4000 toneladas de gas refrigerante que se venden al año (fuente: A-Gas), el 10 % se pierde por fugas no detectadas y se estima que, a nivel mundial, las emisiones por fugas de refrigerante supusieron el 7,8 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en 2019 (fuente: London South Bank University). Estas pérdidas también hacen que se reduzca la eficiencia de los sistemas de refrigeración, lo que genera emisiones indirectas a través de un mayor consumo de combustible y costes de mantenimiento superiores. Esto resulta perjudicial para nuestra salud, nuestra riqueza y nuestro planeta.

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Una regla generalizada para los índices de fugas es alrededor del 10% del tamaño de la carga. Los mejores operadores minoristas, como ASDA, han reducido este porcentaje al 6-8% en sus instalaciones con mejores prácticas de ingeniería, pero el 10% es una buena cifra. En este contexto, el mercado de refrigerantes del Reino Unido es de aproximadamente 4.000 toneladas al año y la mayor parte se destina a trabajos de mantenimiento (reparación de fugas).

John Ormerod

Director General A-Gas

La refrigeración es un tema candente

Debemos ser conscientes de la magnitud de este problema porque, a medida que el planeta se calienta, también aumenta la venta de aparatos de aire acondicionado, sobre todo en el mercado residencial. Statista estima que el mercado tendrá un valor de 367 500 millones de dólares en 2030 y la International Energy Agency (IEA) calcula que la demanda mundial de refrigeración de espacios se triplicará con creces en 2050. No existe ningún problema si se revisan con asiduidad todos estos aparatos, detectando y reparando las fugas, pero, como demuestran las pruebas, es evidente que sí existe dicho problema.  A veces se sospecha de la existencia de fugas en un sistema comercial, pero no se permite apagar el aparato para repararlas. 

Lo más probable es que simplemente se ignore el problema y que esta sea la causa de que se produzcan fugas de refrigerante sin control en la atmósfera, algo que resulta peligroso. 

No obstante, existen controles. La normativa introducida este año en el Reino Unido prohíbe el uso de refrigerantes con un alto PCG en los sistemas de refrigeración comercial, y existe la obligación legal de revisar de forma periódica los aparatos que cuentan con cantidades específicas de refrigerante. Las revisiones son anuales para los modelos de 5 toneladas de CO2, semestrales para los modelos de 50 toneladas de CO2 o trimestrales para los modelos de 500 toneladas de CO2. No existe una regulación similar para las unidades más pequeñas (menos de tres kilogramos), lo que hace que se produzca una contaminación continua a menos que se intente solucionar. 

Los gases refrigerantes son mucho más seguros en la actualidad, pero cuando hay gases inflamables y tóxicos en juego, como ocurre hoy en día, nuestro sector debe actuar con seguridad.

La capa de ozono: un descubrimiento perjudicial

La capa de ozono: Un poco de historia

Dangerous refrigerant gases were banned decades ago and, for those of you who weren’t born then, here’s a short history lesson to put today’s gases in environmental context. In 1985 a scientific expedition discovered a hole in the ozone layer above Antarctica which was caused directly by the release of chlorofluorocarbons (CFCs) in the atmosphere. Two years later, the Montreal Protocol, an international treaty, was in place to cut the use of CFCs by half. In 1990, the use of CFCs was banned in industrialised countries and, by 2010, in developing countries too. The Antarctica ozone layer is slowly closing as a direct result and models predict that it will recover by 2040 (source: NASA Earth Observatory). (Photo by Simon Berger from Pexels)

 

Los gases refrigerantes peligrosos se prohibieron hace décadas y, para aquellas personas que todavía no habían nacido, a continuación ofrecemos una breve lección de historia para situar los gases actuales en el contexto medioambiental. En 1985, una expedición científica descubrió un agujero en la capa de ozono sobre la Antártida, causado directamente por la liberación de clorofluorocarbonos (CFC) en la atmósfera. Dos años más tarde, entró en vigor el Protocolo de Montreal, un tratado internacional cuyo objetivo consistía en reducir a la mitad el uso de CFC. En 1990 se prohibió el uso de CFC en los países industrializados y, en 2010, también en los países en vías de desarrollo. Como resultado directo de todo esto, la capa de ozono de la Antártida se está cerrando lentamente y los modelos predicen que en 2040 se habrá recuperado (fuente: Observatorio de la Tierra de la NASA). (Photo de Simon Berger de Pexels)

PCG- Los gases tienen que cambiar

PCG: Los refrigerantes están cambiando

Los CFC fueron sustituidos por los hidrofluorocarbonos (HFC), que tienen poco efecto sobre la capa de ozono pero contribuyen en gran medida al calentamiento global, ya que tienen un alto PCG y son miles de veces más potentes que el dióxido de carbono. En virtud de la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal de octubre de 2016, los HFC se enfrentaron a la sustitución a nivel internacional por HFC con un menor PCG, como el R32, hidrofluoroolefinas (HFO), mezclas de HFC-HFO o refrigerantes «naturales», especialmente hidrocarburos, que tienen un impacto mínimo en el calentamiento global. En el Reino Unido y en Europa, continuamos con la transición hacia refrigerantes con un PCG cada vez más bajo, tal y como establece la normativa sobre F-Gas Regulations, si bien todavía existen 5000 millones de aparatos que utilizan gases refrigerantes, por lo que se puede comprobar la magnitud del problema.

¿Dónde están los responsables?

Si hay algo que sabemos a día de hoy es que hasta lo imposible puede suceder, por lo que debemos estar atentos para prevenir lo evitable y mitigar riesgos; en resumen, debemos cumplir la normativa sobre el uso de refrigerantes y realizar las pruebas de detección de fugas en las instalaciones comerciales. Gracias a nuestra propia investigación, realizada durante el año 2021, sabemos que hay empresas que desconocen sus responsabilidades medioambientales en lo relativo a fugas de refrigerante y no saben que son responsables en caso de incumplimiento de la legislación. Como en todas las cuestiones legales, no se debe utilizar la ignorancia como defensa.

No existe mucha regulación con respecto a los aparatos de aire acondicionado domésticos. Se trata de un mercado creciente pero no regulado y es difícil conseguir que un consumidor pague por un servicio regular; quizás pensaría de otra forma si conociera las consecuencias medioambientales de no hacer nada. Y ahí es donde entramos nosotros, desde los fabricantes e ingenieros hasta los mayoristas y responsables de instalaciones, entre todos podemos ayudar a dar a conocer el tema y tenerlo en mente. 

Estamos empezando a utilizar este artículo para difundir la información en las redes sociales y hablando con los periodistas para que ellos también puedan ayudarnos. 

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